sábado, 20 de junio de 2009

Un poco de sadismo no viene mal

El sueño de muchas mujeres supongo...



Y el de muchos hombres

Ya era hora de un nuevo videito no?

Acá les dejo un video donde David Hasselhoff se pasó de copitas y las hijas lo filmaron, como era de esperar está en youtube.



PD: Como morfa el joputa!

sábado, 4 de abril de 2009

Sal, aceite, vinagre PICANTE!!!!!!!!

¿ES EL PSICOANÁLISIS UNA CIENCIA?*

César Sparrow


A lo largo de su obra, Freud presentó numerosas veces su doctrina psicoanalítica como una ciencia[1], y siempre pareció esforzarse por asignarle un estatuto epistemológico que pudiera ser reconocido por los científicos de su tiempo. Infortunadamente no lo consiguió, a juicio mío, no tanto por las resistencias psíquicas a su ideas, dado que pudieran ser tenidas por socialmente subversivas, sino debido a su propia carencia de validez científica. El psicoanálisis creció y se expandió muchísimo desde la época de Freud, pero aún así no logró constituirse en una ciencia por las razones que exponemos a continuación:


a)No es susceptible de validación empírica o de verificación. Quiere decir que las hipótesis que constituyen su cuerpo teórico no pueden examinarse experimentalmente ni pueden ser rigurosamente establecidas como verdaderas o falsas. En muchos casos dichas hipótesis no están ni siquiera lo suficientemente bien definidas como para ser estudiadas científicamente[2]. Pero, ¿acaso concepciones como el inconsciente o las verdades subjetivas pueden estudiarse objetivamente como en los experimentos físicos o químicos? No. Sin embargo cualquier proposición que se pretenda verdadera, debe poder ser susceptible de ser comprobada o verificada: Si se postula que “el complejo de Edipo es el nódulo de las neurosis” o que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”, se debe ser capaz de dar una definición lo más precisa y unívoca posible de “complejo de Edipo” y de “inconsciente”. Si estos conceptos no están bien definidos, luego toda investigación seria y rigurosa en este campo es superflua ya que no habría manera de demostrar que lo que se formula es verdadero o existente. Los criterios de demostración no son necesariamente válidos para ciencias sociales como la sociología, la psicología, la antropología o la lingüística, pero en la medida en que su estudio es objetivo y científico, sus hipótesis y constructos son susceptibles de verificación, es decir que puede decirse de ellos que son verdaderos o que no lo son. Por ejemplo, enfoques como los estudios sincrónico y diacrónico de la lengua en lingüística, aunque perfectibles, están bien definidos, son verificables en la experiencia y son útiles para la investigación en tanto no se diseñen o construyan otros que los superen.



b)Su no exclusión de explicaciones alternativas. Significa que toda hipótesis científica debe, en la medida de lo posible, ser capaz de excluir explicaciones diferentes de las que postula como causales para sustentar los efectos que pretende explicar o predecir. Por ejemplo, se puede interpretar un cuadro patológico de histeria disociativa como efecto parcial de una regresión a fantasías infantiles reprimidas o una conducta o lenguaje delirante como un efecto de “la forclusión del Nombre-del-Padre”, así como pueden ser igualmente atribuibles a la posesión demoníaca, a un castigo de Dios o al “mal de ojo”. Una explicación científica genuina procura descartar interpretaciones diversas, además de fundamentar con datos por qué su hipótesis es superior a otra o la única viable desde un punto de vista racional y objetivo.



c)Es irrefutable. Como lo señalaba Karl Popper[3], una teoría que se pretenda científica debe ser capaz de determinar bajo qué condiciones de excepción pudiera no ser válida o aplicable. Una teoría como la del psicoanálisis, que siempre puede encontrar explicaciones para los problemas mentales, no es científica porque no puede precisar en qué circunstancias podría no tener razón o equivocarse. Por ejemplo, en física, cuando la masa alcanza una velocidad cercana a la de la luz, los principios de la “ley de la gravitación universal” de Newton fallan y son más exactos los cálculos extraibles de la “teoría de la relatividad general”. Cuando las proporciones se reducen al espacio subatómico, los principios de la física clásica fallan o no son aplicables, y en cambio cuentan los de la mecánica cuántica. En cambio el psicoanálisis plantea que “todos los sueños son realizaciones de deseos disfrazados”, que “todos los sujetos tienen inconsciente”, o bien que han de “pasar por la castración” o que “tienen 1 de 3 estructuras psíquicas (neurosis, psicosis o perversión)”, sin indicar cuando tales proposiciones pudieran no ser. Es cierto que no es comparable el objeto de estudio de la física con el del psicoanálisis; pero, ¿son sus conocimientos más exactos o generalizables que los de la física?, ¿o puede de algún modo probar lo que afirma? [4]



d)Su reificación del inconsciente y de otros términos. Reificación significa ‘tomar o utilizar como concretos términos que en realidad son abstractos’. La existencia de entidades intangibles e imponderables (¿en el cerebro o dónde?) como “inconsciente”, “superyó”, “pulsión” o “principio del placer” son incontrastables y por consiguiente inverificables. A menudo el psicoanálisis recurre a estos conceptos para explicar fenómenos, lo que constituye una reificación flagrante, pues las abstracciones no pueden producir como consecuencia lógica efectos materiales. Este problema es análogo al del alma o el del espíritu, cuya existencia no puede refutarse aunque tampoco pueda ser verificada. Entonces la “existencia” depende tan sólo de la creencia del místico o del psicoanalista, o de su paciente, si éste es persuadido de tal ‘verdad’.


Si el psicoanálisis no es una ciencia, entonces, ¿qué puede ser? Propongo que el psicoanálisis puede ser:



1. Una pseudociencia. Como el psicoanálisis todavía es denotado como ciencia por algunos psicoanalistas, luego es una pseudociencia por su pretensión injustificada de cientificidad. Para Bunge[5], una pseudociencia se diferencia de una ciencia verdadera en que la pseudociencia, entre otras características, es crédula, es dogmática, rechaza la crítica y es cerrada y reacia a interactuar con las ciencias verdaderas.



2. Una hermenéutica. La hermenéutica es el arte de interpretar los textos para encontrarles su sentido verdadero. Como muchos de los conceptos del psicoanálisis no están bien definidos y se prestan a ambigüedades y a diversos sentidos, luego es –como lo ha venido siendo– un terreno fértil para la interpretación y el desciframiento de sus verdaderos significados y de las intenciones de los autores que introdujeron tales conceptos.



3. Una fe. Esto porque para inteligir algunos de sus conceptos complejos es necesario asumirlos como verdaderos o aceptarlos sin más para seguir profundizando en sus “conocimientos”. En general, el psicoanálisis apela más a la creencia que pueda despertar en sus seguidores que a un análisis razonado, crítico, impersonal y objetivo. Para el psicoanálisis es más valiosa la “transferencia” afectiva que el escepticismo científico.



4. Una doctrina sobre el sujeto. Una doctrina en la medida en que da explicaciones convincentes y más o menos coherentes y sistemáticas sobre la naturaleza, las motivaciones y el devenir existencial del hombre.



5. Una filosofía. En tanto se lo supone animado por el deseo constante e insistente de saber. Aunque el psicoanálisis tampoco haya sido propuesto formalmente jamás como una filosofía, es para los psicoanalistas una fuente fehaciente de información –proveniente tanto de su teoría como de su práctica– para concebir e interpretar el mundo humano.



6. Una ética. En tanto postula principios determinados o pautas de conducta normativas para el ejercicio de su práctica; no solamente desde el punto de vista de su técnica clínica, sino desde su concepción de los procesos mentales.



Algunas preguntas:


Ø¿Convendría que el psicoanálisis fuera una ciencia o basta con que sea un conjunto de creencias explicativas organizadas?

La conveniencia: A mi juicio, lo más conveniente sería que el psicoanálisis pudiera constituirse en una ciencia. Pero, ¿lo más conveniente para quién? Ciertamente no para el propio psicoanálisis. Si el psicoanálisis puede investigarse científicamente, como lo sostienen algunos filósofos de la ciencia[6] e investigadores[7], entonces corre el riesgo de modificar significativamente sus principios, lo que afectaría su cuerpo teórico, pudiendo éste en última instancia ser refutado. De hecho, varios filósofos de la ciencia e investigadores opinan que ya ha sido refutado. Si el psicoanálisis no puede investigarse científicamente, como lo sostienen algunos filósofos[8] y psicoanalistas[9], entonces no podría reclamar ningún estatuto científico. Sin embargo convendría a los usuarios del psicoanálisis, como a los de cualquier otro tipo de servicio de salud, poseer siquiera un mínimo de conocimiento sobre la efectividad, eficacia, ventajas y desventajas de los tratamientos ofrecidos a su disposición. Para contar con tal información se requiere necesariamente de la investigación.



ØPero, ¿podría el psicoanálisis ser válido aun cuando no fuera científico? ¿O es que acaso todo cuanto no sea científico debe ser descartado?

La validez: No todo cuanto no sea científico debe ser descartado: El valor conceptual del psicoanálisis podría convalidarse extra-científicamente mediante la demostración de su eficacia terapéutica.[10] Sin embargo, el argumento de la validez del psicoanálisis por su superioridad terapéutica en el tratamiento de las neurosis en comparación con otras psicoterapias, es contradicho por la evidencia de los resultados de estudios estadísticos y longitudinales, donde el psicoanálisis no demuestra una superioridad terapéutica o una eficacia superior (por ejemplo, remisión sin recaídas) al de otras psicoterapias. Algunos estudios señalan, en cambio, que otras psicoterapias, como la comportamental, parecen ser más eficaces que el psicoanálisis en el tratamiento de las neurosis. Desde un punto de vista estrictamente empírico, las psicoterapias comportamentales y cognitivo-conductuales son las únicas que realmente han podido demostrar efectividad terapéutica porque, por ejemplo, disponen de registros exhaustivos para hacer el seguimiento de los casos y poder fundamentar así su eficacia. No obstante, el psicoanálisis ha mostrado una efectividad relativa, aunque ella no ha sido lo suficientemente validada de manera sistemática y sostenida a través de los estudios correspondientes.

Ø¿Los recursos lógicos y matemáticos adoptados por el psicoanálisis no le dan formalidad y rigor científicos a sus formulaciones?

Lacan: Ha sido cuestionada y muy discutida y criticada la pertinencia de algunas elaboraciones teóricas de Lacan para el psicoanálisis, a partir de construcciones tomadas de las ciencias exactas. Los físicos Sokal y Bricmont[11], además de otros científicos y epistemólogos contemporáneos que los secundan, han argumentado que Lacan en ninguna parte de su obra da fundamentación o justificación alguna para su importación de terminología de las ciencias exactas al dominio del psicoanálisis. Los autores piensan que las intenciones de Lacan eran impresionar e intimidar a un público no familiarizado con tales conceptos científicos, para darle un barniz o una apariencia de rigor y de cientificidad a sus formulaciones.[12] Independientemente de si esta interpretación es la correcta, los autores subrayan que en cualquier otro campo del conocimiento, el recurso de importar terminología científica para explicar fenómenos de una esfera del conocimiento distinta, debería ser congruente con una sustentación convincente[13]. Además, Sokal y Bricmont demuestran los errores de Lacan al abordar una terminología sobre la que no tiene conocimientos suficientes. Por ejemplo, señalan su confusión de los números imaginarios con los números irracionales, y su extrapolación arbitraria de conceptos de dominios diferentes con significados muy distintos, como la noción matemática del “espacio compacto” aplicada a algo llamado “campo de goce” en psicoanálisis. La utilidad de la terminología de las ciencias exactas para el psicoanálisis ha sido fundamentada por los seguidores de Lacan[14], pero por lo menos estas dos críticas –su no justificación empírica o conceptual y sus errores en la utilización de la terminología científica– no han sido absueltas satisfactoriamente.


Ø¿Pero no es acaso asumir una actitud positivista y una postura dogmática el sostener que sólo la ciencia es la única tributaria de “la verdad”? ¿Además, no son los criterios de “verdad” o “realidad” relativos; es decir que hay verdades y realidades que sólo cuentan para un sujeto, de manera íntima? ¿O hay acaso algo como una “verdad absoluta” o completamente “objetiva”? ¿Qué es puramente “objetivo”, sin la intervención de algún sujeto?


Subjetivismo/Positivismo/Dogmatismo:

Creo que era Milan Kundera quien decía algo como “en este mundo nada es verdad ni nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. Aunque esta frase puede impresionar en un sentido estético, soy de la opinión de que se trata de un sofisma y de una afirmación falaz. Permítaseme responder con preguntas algo prosaicas: ¿Puede una mujer estar relativamente embarazada? ¿Depende de el sujeto que su hermano deje de sufrir cáncer? Si en una construcción la cabeza de un trabajador es aplastada por una tonelada de concreto, ¿valdrá decir del efecto que ello le ocasionará, que es una “realidad” o “verdad relativa” o “subjetiva”? Durante un breve lapso podrá haber cierta indefinición o duda razonable acerca del embarazo o la muerte o la existencia del cáncer, pero la incertidumbre se disipará más bien pronto. Pudiera alegarse que estos temas son médicos. Bueno, si un soldado del Ejército “pone” una bala en el cerebro del hijo de un campesino, independientemente de un juicio moral o legal, ¿es esto un hecho o una “realidad” o una “verdad” subjetivos o relativos, o “dependerá del cristal con que se lo mire” determinar si lo hizo o no lo hizo? Podríamos dar unos cuantos ejemplos más por el estilo, referidos al sujeto humano, no a la ciencia positiva.



Pero es cierto que para la mente humana los hechos de la realidad rara vez son tan claros o tan bien definidos. Freud mostró cómo la producción de síntomas neuróticos dependía a menudo más de cierto orden de fantasías que de la realidad factual. ¿Autoriza esto a que la teoría del psicoanálisis pueda ser asimismo subjetiva? ¿No se impone, por el contrario, por la materia misma de que se trata su estudio, extremar el cuidado de no incurrir en subjetivismo para su teoría? Una teoría que se pretenda científica o rigurosa no puede ser subjetiva, debe ser objetiva.



¿Qué es “objetivo”? ‘Objetivo’ es todo aquello cuanto existe relativo al ‘objeto’ en sí, o sea, independientemente de lo que pensemos, sintamos, imaginemos o creamos, e independientemente de que lo conozcamos o no, o de que nos guste o no nos guste. Esta noción parte de un axioma científico que dice que el mundo, aunque con una pequeña diferencia, existiría igual sin nosotros. Por esto el científico se esfuerza por controlar y mensurar lo mejor posible las variables de desviación que introduce o que imprime en su objeto de estudio cuando lo estudia. Por ejemplo, un antropólogo que quisiera estudiar la manera en que se establecen las relaciones de parentesco en determinada tribu, se preocupará, para una labor de observación, por registrar escrupulosamente el grado de distorsión que introduce en el comportamiento de los miembros de la tribu que investiga. Cuando lo haya logrado de manera hasta cierto punto satisfactoria, podrá manipular las variables a su disposición, incluyendo desde luego la que él mismo representa, para una labor de experimentación. Ello le servirá para ampliar sus conocimientos, pero al mismo tiempo complicará muchísimo más el objeto y las condiciones de su estudio.



Entonces: una actitud científica no puede ser dogmática. Son dogmáticas las proposiciones que afirman hechos establecidos y verdades incuestionables cuando no han sido, o no pueden ser sometidos a prueba alguna que los verifique o que demuestre su veracidad. Así decía Bertrand Russell[15]: «No es deseable creer en una proposición cuando no existe ninguna razón para pensar que es verdadera». Para un científico, una sola refutación vale más que mil confirmaciones. Una actitud científica genuina se caracteriza por ser crítica y desconfiada –porque toda ciencia es falible y perfectible– y por consiguiente no puede ser dogmática. Ella misma es, podríamos decir, la propia cura contra el dogmatismo. Un dogmático vuelve continuamente, de manera circular y tautológica a sus Escrituras en busca de la verdad y del conocimiento cierto e innegable (‘es cierto porque lo dijo Freud’ o ‘lo que dice X es falso porque contradice lo que dijo Lacan’), en lugar de buscar evidencias o pruebas que respalden o bien rebatan sus hipótesis. En cambio para un científico no hay verdades intocables, todo conocimiento le es problemático, entiende que ningún saber es definitivo y que aquello que halle puede ser mejorado o refutado al contrastarlo con otras experiencias o a medida que su ciencia progrese. Un saber que no pueda ser probado, verificado o contrastado puede que sea una ‘verdad revelada’ o una ‘sabiduría’ pero, estrictamente hablando, no le incumbe a la investigación científica. Avalar, asentir y creer ciegamente (la falacia de autoridad: ‘es cierto lo que Y dijo porque él lo dijo’) es más fácil que desconfiar, investigar y criticar.



La ciencia también se diferencia de la ideología y de la religión porque no permanece atada a un conjunto de proposiciones eternamente; y no sólo cambia, sino que tiene que cambiar como consecuencia de nuevos y mejores conocimientos o descubrimientos. Lo hasta aquí expuesto es válido para cualquier ciencia propiamente dicha, no privativo de un enfoque “positivista” de la ciencia. ¿O se estudian hoy la antropología, la lingüística, la sociología o la psicología como ciencias positivas?



Por otra parte, ¿qué logros notables han obtenido el pensamiento subjetivista, el relativismo epistémico o las disquisiciones retóricas o las divagaciones meramente intelectuales, por más arduas y elaboradas que ellas sean? ¿Han servido o servirán para encontrarle una cura al sida, para remediar las enfermedades de transmisión genética, para crear mejores métodos para el control de la natalidad o para producir alimentos sustitutos para poblaciones en extrema pobreza y carentes de recursos naturales? Es cierto que la ciencia, por intermedio de la tecnología, no se ha distinguido únicamente por producir ‘bondades’ para la humanidad; pero, aun cuando esto ya forme parte del discurso político, cabe preguntar, ¿cuál será entonces la alternativa? ¿Renunciar a todo conocimiento por la vía de la ciencia y volver a vivir como en la Edad de Piedra o en el Oscurantismo? Considero que, pese a todo, la ciencia, junto con las artes, ha sido y sigue siendo por sí misma una de las mayores conquistas alcanzadas por el hombre. No es la ciencia la que perpetra los crímenes; los peores latrocinios han sido cometidos en el nombre de creencias incuestionables, no en el de la ciencia.



Las hipótesis científicas son perfectibles y falibles mas, aunque el conocimiento científico pueda ser desagradable e inconveniente, contradecir a importantes autores y humillar al sentido común y a la intuición, siempre es susceptible de ser confirmado y establecido como verdadero. Así la ciencia es éticamente valiosa, porque nos recuerda que corregir los errores es tan valioso como no cometerlos[16]. Dejo como conclusión final las palabras de Sokal[17], con las que concuerdo plenamente:



Diría a los lectores lo mismo que digo a mis alumnos a principios de cada semestre. Que es: utiliza tu propia cabeza; nunca creas algo por la simple razón de que yo lo diga. Si yo afirmo algo, tengo la obligación de sostener mis afirmaciones con razonamientos lógicos y/o datos empíricos. Tengo la obligación de explicarte lógica y claramente por qué es razonable creer lo que estoy diciendo. Y si mis explicaciones no te son convincentes, debes pedirme más explicaciones, hasta que puedas formular tu propio juicio racional. Creo que es un buen consejo, no sólo para estudiantes de física o matemáticas, sino también para ciudadanos.

12/2002.

csparrowly@hotmail.com

* Publicado en la Revista de Psicología de la UNMSM (2003). Año VII, No. 4.

[1] Por ejemplo: Freud, Sigmund. (1922): «Psicoanálisis y Teoría de la libido (Dos artículos de Enciclopedia)». En Obras completas. Madrid: Biblioteca Nueva (1973).

[2] Fernández, Sergio P. (1999): «Epistemología y Psicoanálisis ¿Ciencia, hermenéutica o ética?». En Cinta de Moebio. No.5. Abril de 1999. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio/05/frames06.htm

[3] Popper, Karl R. (1959): The logic of Scientific Discovery. Londres: Hutchinson.

[4] En su libro ¿Por qué el psicoanálisis? (ROUDINESCO, Elisabeth. 1999: Pourquoi la psychanalyse? Paris: Fayard.), la psicoanalista Elisabeth Roudinesco llama al psicoanálisis “ciencia de la subjetividad” y escribe: «Teología laica, el cientificismo acompaña sin cesar el discurso de la ciencia y la evolución de las ciencias que pretenden resolver todos los problemas humanos por una creencia en la determinación absoluta de la capacidad de La ciencia de resolverlos.» El físico belga Jean Bricmont, en un artículo titulado ¿Cómo puedo ser “positivista”? (Bricmont, Jean. 2000: «Comment peut-on être “positiviste”?». Publicado en Psychanalyse, Que reste-t-il de nos amours? Francis Martens, Revue de l'Université de Bruxelles, 2000, 2, Editions Complexes: http://dogma.free.fr/txt/JB-Positiviste.htm) contesta esta posición, indicando que el problema del “sujeto” y del inconsciente es análogo al del alma o el del espíritu. Roudinesco comenta en su libro: «Podemos igualmente leer aquí que el inconsciente freudiano no es “ni hereditario, ni cerebral, ni automático, ni neuronal, ni cognitivo, ni metafísico, ni simbólico, etc. ¿Pero entonces cuál es su naturaleza y por qué siempre es objeto de tan arduas polémicas?”». Bricmont se pregunta lo mismo. Y dice: «Si el “sujeto” significa lo indeterminado o lo no-causal –por oposición a aquello dependiente al menos de una causalidad estadística–, entonces no existe y no puede existir una “ciencia del sujeto”, porque todo lo que la ciencia puede hacer, es justamente descubrir y examinar las relaciones causales, ni más ni menos.» En relación a la imputación a la ciencia de ser “teología laica” y de pretender un saber absoluto para resolver todos los problemas humanos, Bricmont le opone a Roudinesco una observación de Bertrand Russell (RUSSELL, Bertrand. 1946: History of Western Philosophy. Londres: Routledge, 1991.): «Admitimos honestamente que el intelecto humano no es capaz de aportar respuestas concluyentes a numerosas cuestiones esenciales para la humanidad, pero nos rehusamos a creer que exista un camino “superior” del conocimiento por el que se pueda acceder a las verdades ocultas a la ciencia y al intelecto.». Bricmont: «Hay un mundo de diferencia entre estas dos aserciones, entre la afirmación caricaturesca de que la ciencia no conoce límites y la idea modesta de que aquello que podemos conocer, lo conocemos por los medios científicos.».

[5] Bunge, Mario. (2001): «¿Qué son las seudociencias?». Montreal. Publicado en La Razón y El Escéptico Digital. http://www.arp-sapc.org/docentes/bungeprinc.html

[6] Por ejemplo Adolf Grünbaum: Grünbaum, Adolf. (1984): The Foundations of Psychoanalysis; A Philosophical Critique. Berkeley: University of California Press.; Jacques Van Rillaer: Van Rillaer, Jacques. (1980): Les illusions de la psychanalyse. Sprimont: Mardaga.

[7] Por ejemplo Hans J. Eysenck: Eysenck, Hans J. y Wilson, Glenn D. (1973): El estudio experimental de las teorías freudianas. Madrid: Alianza Editorial.

[8] Por ejemplo Paul Ricoeur y Jürgen Habermas.

[9] Por ejemplo Elisabeth Roudinesco (1999); Jean-Michel Vappereau, Serge Hajlblum y René Lew; Roland Gori, Christian Hoffmann (1999).

[10] Un comité de investigación de la Asociación Psicoanalítica Internacional, publicó una revisión “de puertas abiertas” (2002, versión en español del informe) que reúne más de 50 estudios sobre los resultados y la efectividad del psicoanálisis hasta 1998. Las conclusiones de este informe le son muy favorables al psicoanálisis. Descontando que dicha revisión pudiera estimarse sospechosa de parcialidad, se echa de menos que ninguno de los estudios correlacionales consignados incluya a las psicoterapias comportamentales o cognitivo-conductuales. La mayoría de ellos compara al psicoanálisis con la psicoterapia psicoanalítica u otros tratamientos derivados del psicoanálisis. Un hallazgo interesante, sin embargo, es que el psicoanálisis no fue capaz de probar en estos estudios una superioridad terapéutica a los resultados de la terapia jungiana, o de la rogeriana o “centrada en el cliente”, dado que obtienen resultados casi idénticos en eficacia clínica.

[11] Sokal, Alan D. y Bricmont, Jean. (1997): Impostures Intellectuelles. París: Éditions Odile Jacob.

[12] Para la época de uno de sus últimos seminarios (Lacan, Jacques. 1977: Seminario 25. El momento de concluir. Clase 1. «Una práctica de charlatanería». –seminario inédito–), Lacan ya había desistido de su aspiración de incluir al psicoanálisis dentro de lo que denominó “ciencias conjeturales” (Lacan, Jacques. 1953: «Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis». En Escritos I. México: Siglo XXI. 1980.), reconociendo al fin su carácter no científico en razón de su “infalsabilidad”. Caracteriza al psicoanálisis, en cambio, como “una práctica de charlatanería”. Allí dice: «Lo que tengo que decirles, voy a decírselos, es que el psicoanálisis debe ser tomado en serio, aún cuando no sea una ciencia. Porque lo enojoso, como lo ha mostrado sobreabundantemente un llamado Karl Popper, es que no es una ciencia porque es irrefutable. Es una práctica que dure lo que dure, es una práctica de charlatanería (bavardage). Ninguna charlatanería carece de riesgos. Ya la palabra charlatanería implica algo. Lo que implica está suficientemente dicho por la palabra charlatanería, lo que quiere decir que no hay más que frases, es decir lo que se llama “las proposiciones” que implican consecuencias, las palabras también. La charlatanería lleva la palabra al rango de babear (baver) o de espurrear, la reduce a la suerte de salpicadura que resulta de eso. Bien.».

[13] Sokal y Bricmont acusan, entre otros autores, a Lacan de ser un ‘impostor intelectual’ por hacer ‘abuso de la ciencia’. Una de las características con que denotan tal acusación es la siguiente: «Importar conceptos de las ciencias naturales a las humanidades o ciencias sociales sin dar la mínima justificación conceptual o empírica. Si una bióloga quisiera aplicar, en su investigación, nociones elementales de topología matemática, o pongamos geometría diferencial, se le pediría que dé alguna explicación. Una analogía vaga no sería tomada muy en serio por sus colegas. Aquí, por contraste, aprendemos de Lacan que la estructura del sujeto neurótico es exactamente el toro (no es menos que la realidad misma), de Kristeva que el lenguaje poético puede ser teorizado en los términos de la cardinalidad del continuum, y de Baudrillard que la guerra moderna tiene lugar en el espacio no-euclideano –todo sin la menor explicación.».

[14] Consultar: Psicoanálisis, ciencia y pomodernismo. Acheronta:

http://psiconet.com/foros/psa-ciencia/index2.htm:

- Sauval, Michel. (1998): Ciencia, psicoanálisis y posmodernismo (Acerca del libro “Impostures Intellectuelles” de Sokal y Bricmont).

- Hajlblum, Serge. Réponse à un défi (En réponse à Sokal et Bricmont).

- Vappereau, Jean-Michel; Hajlblum, Serge y Lew, René. Ni à tort ni à raison (En réponse à Sokal et Bricmont).

- Eidelberg, Alejandra. (1999): Presentación sobre el “affaire Sokal” en el Colegio Epistemológico del ICBA..; El nonsense posmoderno no es el de Lacan.

- Said, Eduardo. (1998): La “broma” de Sokal y el psicoanálisis lacaniano.

http://www.psyche-navegante.com/numero1-2/deotrasescuadras.htm

[15] Russell, Bertrand. (1991): Sceptical Essays. Londres: Routledge.

[16] Bunge, Mario. (1985): La ciencia, su método y su filosofía. Siglo Veinte: Buenos Aires.

[17] Ocaso de la posmodernidad/posmodernismo. (2000): Entrevista de Carlos Midence a Alan Sokal publicada el 4 de diciembre de 2000 en El Nuevo Diario. Managua. http://www.physics.nyu.edu/faculty/sokal/elnuevodiario.html
1


Ahora tengo que decir que coincido a pleno con este artículo, aunque en algunas cosas me deje mal parado jejejeje.

Fuente (la Web como siempre :S)

jueves, 2 de abril de 2009

Buena suerte, señor Gorsky

El siguiente texto lleva bastantes años circulando por internet, tanto a través de los correos electrónicos como en diferentes páginas webs. Forma parte de las llamadas "Leyendas Urbanas".

Neil Armstrong pisó por primera vez la luna el 20 de Julio de 1969, llego allí a bordo del cohete "Apolo 11", tras pisar la luna no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:

"Good luck, Mr. Gorsky" (Buena suerte, señor Gorsky).

Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningún Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.
Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.
Cuando era un niño, estaba jugando al béisbol en el patio trasero con un amigo. Éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. Éstos eran el señor y la señora Gorsky.
Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:
- ¡¿Sexo oral?! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando el chico del vecino se pasee por la luna!

Sacado de : acá

Gracias a Pepé Lopez Romera por el dato

domingo, 15 de febrero de 2009

Esto es casi porno....

Bicentenario de Charles Darwin

"Nada en biología tiene sentido si no es visto bajo la luz de la evolución"
Theodosius Dobzhansky, 1973


En mi blog no puedo dejar de mencionar el bicentenario de Darwin (12 de febrero de 1809 – 19 de abril de 1882) y los 150 años de teoría de la evolución (24 de noviembre de 1859).

Este buen hombre pasó por nuestro país en su famoso viaje abordo del Beagle, el primer pié lo puso en Bahia Blanca, pero no se quedó solo ahí, recorrió casi todo, desde Uspallata, donde encontró un bosque de araucarias petrificadas que el día de hoy lleva su apellido, hasta Tierra del Fuego. Y lo primero que comió dicen que fué ñandú y peludo.
Según lo que cuentan se quedó maravillado con la diversidad de climas y obviamente de especies que tiene el suelo argento.

Acá les dejo la página, en ingles, donde se pueden ver todos sus manuscritos y misceláneas que pudieron ser recolectados por sus familiares, que a buen juicio decidieron donarlo al museo de historia natural de Londres y ahora están disponibles on-line.


Más de 100.000 manuscritos